Tienes que ir una vez en la vida: el insólito mirador de Asturias que "canta" con el viento y ha enamorado al equipo de 'Los Juegos del Hambre.

Este lazo de acero ofrece una de las panormicás más espectaculares de Asturias.

Publicado por el periódico El Confidencial el 12/00/2025. Su diseño en forma de lazo metálico, su efecto sonoro con el viento y sus vistas de 360 grados del Parque Natural de Somiedo lo han transformado en destino imprescindible.

El Mirador Geológico de La Farrapona, situado en pleno corazón del Parque Natural de Somiedo, se ha convertido en uno de los lugares más sorprendentes de Asturias. Su diseño innovador, la integración en el paisaje y un efecto inesperado con el viento lo han colocado en el punto de mira internacional. Cada vez más visitantes lo consideran una parada obligada en su viaje al Principado.

Lo que a simple vista parece una pasarela de acero corten suspendida sobre el valle de Saliencia encierra mucho más que un mirador panorámico. Esta estructura, ideada por el estudio Puerto & Sánchez Arquitectos, ofrece vistas de 360 grados y un recorrido circular que se ha descrito como una experiencia envolvente y sensorial. Incluso el equipo de la película Los Juegos del Hambre: Amanecer en la cosecha, ha mostrado su admiración por este lugar tras su visita en verano.

Un mirador que combina paisaje y arquitectura

Con forma de lazo metálico, la pasarela se apoya sobre cuatro columnas dispuestas en pirámide invertida, lo que refuerza la ligereza visual del conjunto. El resultado es un balcón al vacío que parece flotar sobre el terreno, respetando al máximo la huella ambiental en un enclave de gran valor natural. Su silueta, recortada frente a las montañas, se ha convertido ya en una de las imágenes icónicas de Somiedo.

El acero corten elegido para la construcción no es casualidad: se trata de un material capaz de soportar inviernos bajo cero y veranos que rozan los 30 °C, además de mimetizarse progresivamente con el entorno montañoso. La idea fue crear un espacio accesible para todos los visitantes, incluidos aquellos con movilidad reducida.

El mirador que "canta" con el viento

Uno de los efectos más llamativos es el sonido que emite la estructura cuando sopla el aire. Las perforaciones en forma de lágrima de la cubierta generan una especie de melodía involuntaria, lo que ha llevado a describir el mirador como un elemento que "canta" con el viento. Este detalle, surgido de una solución técnica para drenar el agua y la nieve, se ha convertido en su sello más distintivo.

Además de la experiencia sensorial, el recorrido incorpora paneles discretos con información sobre nueve puntos de interés geológico. Gracias a códigos QR, elaborados por especialistas de la Universidad de Oviedo, los visitantes pueden identificar formaciones rocosas, fósiles y huellas del pasado minero, como la histórica mina de Santa Rita. Un dato notable: entre los años 1956 y 1978, permaneció en plena explotación, desarrollándose principalmente mediante minería interior y dejando vestigios como bocaminas, escombreras y hasta 12 niveles de galerías, muchos de los cuales aún pueden observarse en el paisaje.

Somiedo, un enclave con historia y naturaleza

El Alto de La Farrapona, a 1.700 metros de altitud, marca la cima del valle de Saliencia, en la frontera natural entre Asturias y Castilla y León. Este puerto de montaña es uno de los más frecuentados por senderistas, ciclistas y amantes de la naturaleza, además de ser refugio del oso pardo cantábrico, cuya presencia añade un valor simbólico al entorno. Además, los Lagos de Saliencia, situados en su punto más alto, ofrecen un espectáculo glaciar único y se encuentran entre los más profundos y bonitos de la región, entre ellos el lago Calabazosa, el más profundo de Asturias.

Para llegar hasta este enclave basta con tomar la carretera SD-1 desde Pola de Somiedo y recorrer en coche unos 30 minutos hasta el aparcamiento habilitado; desde allí, un breve paseo de apenas diez minutos conduce directamente a la plataforma, que permite apreciar paisajes de una belleza singular. Una vez en la cima, el visitante se enfrenta a un balcón natural que revela la grandeza del parque y confirma por qué este rincón asturiano ha conquistado tanto a los viajeros como a los equipos de cine internacionales.