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Un fin de semana inolvidable en Villa Caunedo.

  • castafiore06
  • 25 oct
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 26 oct


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El 77 cumpleaños de Don José en el corazón de Somiedo

El primer fin de semana de octubre de 2025, Villa Caunedo se convirtió en el escenario de una celebración tan entrañable como auténtica: el 77º cumpleaños de Don José. Gran parte de la familia de Don José se reunieron en este rincón privilegiado de Somiedo para rendir homenaje a una vida llena de historias, risas y buen vino. Fueron tres días de naturaleza, gastronomía, conversación y cariño, envueltos en el inconfundible espíritu de Villa Caunedo: ese equilibrio entre tradición, paisaje y calidez que convierte cada estancia en una experiencia única.


Viernes: llegada, reencuentros y cena en Casa Miño

La tarde del viernes 3 de octubre comenzó con la llegada escalonada de los invitados a Caunedo. El aire fresco de la montaña y el sonido de los cencerros marcaban el inicio del fin de semana. Tras un recibimiento informal y una visita guiada por el complejo, incluyendo, por supuesto, la bodega de Villa Caunedo, orgullo de la casa, los huéspedes dieron un paseo por el pueblo antes de poner rumbo a Pola de Somiedo, donde les esperaba una cena muy especial en Casa Miño.


El menú, fiel a la tradición asturiana, incluía las célebres cebollas rellenas o los escalopines al cabrales, acompañados de un buen vino y un ambiente familiar que recordaba las antiguas comidas de domingo. Entre brindis y anécdotas, se fueron dibujando las primeras risas de un fin de semana que prometía ser memorable.


Sábado: caballos, bocadillos y una cena para recordar

El sábado amaneció con el aroma del café recién hecho y los desayunos servidos en La Cuadra, el espacio gastronómico de Villa Caunedo. Algunos optaron por fruta, tostadas y mermeladas; otros, por deliciosos sobados, dorados, esponjosos, con ese sabor a mantequilla auténtica y ese toque ligeramente caramelizado en la superficie, una pequeña joya de la repostería del norte traídos desde el corazón de Cantabria.


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A media mañana, el grupo se dividió entre caminantes y jinetes: mientras unos emprendían la Ruta del Valle del Lago, una de las más espectaculares del Parque Natural de Somiedo, otros subían a caballo, disfrutando del paisaje al ritmo tranquilo de los cascos sobre la tierra. Diez caballos habían sido reservados especialmente para la ocasión, y, aunque alguno amenazó con montar al revés “para ver el paisaje desde otro ángulo”, la ruta transcurrió sin sobresaltos y con muchas

sonrisas.


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El almuerzo tuvo lugar junto al lago: bocadillos, bebida fría y un improvisado picnic con vistas a las montañas y al majestuosos Lago del Valle. De regreso, parte del grupo hizo una parada para tomar café en Casa Cobrana, como manda la tradición somedana.


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Tras un merecido descanso en las habitaciones, la jornada culminó con la Cena Degustación en La Cuadra, preparada con mimo y servida con la elegancia rústica que caracteriza a Villa Caunedo. El menú incluyó entremeses de quesos y embutidos locales, pimientos rellenos, un exquisito Shepherd’s Pie y, de postre, el ya legendario arroz con leche preparado por Messie Thermomix. Todo ello maridado con una selección de vinos de la bodega Villa Caunedo, entre los que no faltaron un delicioso vino tinto francés, elaborado en la región del Valle del Ródano, cerca del Mont Ventoux, tintos de Cangas y blancos gallegos de edición limitada.



Domingo: mirador de Caunedo, sidra junto al río y despedida

El domingo amaneció sereno y luminoso. Tras un último desayuno compartido, los invitados caminaron hasta el mirador de Caunedo, un balcón natural sobre el valle que regala una panorámica inolvidable del entorno. Cabañas de teito, prados en escalera y el silencio de la montaña componían un cuadro perfecto para la foto de familia.


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Luego, la comitiva puso rumbo a Pola de Somiedo, donde hicieron una parada en El Meirel, junto al río, para brindar con varias botellas de sidra bien escanciada. Fue un momento sencillo, alegre y muy asturiano: conversación pausada, brindis, río de fondo y sonrisas cómplices.


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El almuerzo final tuvo lugar de nuevo en La Cuadra, con un menú tradicional a base de entremeses, pote de berzas y vino de la región. Entre abrazos y promesas de volver, el fin de semana llegó a su fin. Porque en Villa Caunedo, cada encuentro se convierte en memoria, y cada comida compartida deja el sabor de lo auténtico.


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Epílogo: más que una celebración.

El fin de semana del 77º cumpleaños de Don José fue mucho más que un evento familiar: fue una declaración de lo que significa Villa Caunedo. Un lugar donde el tiempo se ralentiza, las conversaciones se alargan frente al fuego, y las montañas se convierten en testigos silenciosos de momentos que importan.

Como recordó el propio Don José en su brindis final, “en Somiedo, cada rincón es de película, y en Villa Caunedo, puedes vivir tu propia historia.”

 
 
 

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